El 12 de marzo de 2020, cuando ya se atisbaba el confinamiento a que nos veríamos sometidos por la pandemia, un grupo diverso de agentes sociales vinculados al barrio sevillano de Torreblanca, al grupo local de Som Energía y al grupo de investigación ADICI de la Universidad de Sevilla, especializado en gestión social del hábitat, nos reunimos para comenzar a construir una comunidad energética. Fue una reunión muy productiva que nos permitió definir un objetivo compartido y diseñar una hoja de ruta para empezar a ponerla en marcha. Quedó recogida en un acta que es la base sobre la que ahora presentamos este proyecto al Germinador Social de Som Energía. Somos muy conscientes de que esta pandemia y sus consecuencias en un barrio tan vulnerable como el nuestro, nos obliga a repensar muchas cosas y refuerza nuestra idea de que construir comunidades fuertes, en torno a la energía, nos hará más resistentes y resilientes frente a los efectos de esta crisis y de las que vengan. 

¿Por qué empezar a construir una comunidad energética desde los dos colegios del barrio, el CEIP Vélez de Guevara y el Príncipe de Asturias? 

Los colegios son comunidades de aprendizaje, que implican a los niños y niñas, a sus profesores y profesoras, madres y padres y a las trabajadoras y trabajadores. Se necesita “un barrio” para educar a nuestros hijos e hijas. Y viceversa, nuestros hijos e hijas, con su aprendizaje, pueden provocar el aprendizaje de los adultos. Las experiencias de colegios que han incluido programas que inciden directamente en el tema de la energía, como los proyectos 50/50, en los que la comunidad escolar se implica en medidas de ahorro de energía, demuestran el potencial educativo que estas medidas tienen más allá de las aulas. Inducen a ahorrar energía en el cole pero también en las casas. 

Lo mismo ocurre con las experiencias de puesta en marcha de “pedibuses escolares” y caminos escolares seguros, que se trabajan con niños y  niñas, primero, e implican a sus madres y padres después, fomentando ir a clase caminando, o en bicicleta, de forma segura y organizada en comunidad. La transición energética hacia un modelo basado energías renovables es una tarea que precisa la implicación de toda la sociedad, y la construcción de comunidades energéticas, que comenzando por los colegios se extiendan a los hogares, comercios y empresas, son una gran oportunidad. En barrios vulnerables como Torreblanca tienen además dos elementos especialmente interesantes. 

Las comunidades energéticas tienen la oportunidad de garantizar el suministro básico de energía necesaria a todos los hogares, eliminando la pobreza energética, y generar oportunidades de formación y empleo. ¿Cuántas horas de trabajo son necesarias para que todos los techos del barrio se pongan a producir energía? ¿Cuántos empleos podemos crear? Si funciona en Torreblanca, ¿no habrá otros barrios que quieran seguir su camino? Vamos a ir paso a paso, caminando hacia esa utopía.

Los dos centros escolares implicados en el proceso, van a ser los principales espacios de aprendizaje y de experimentación de la comunidad. Para ello pondremos en marcha un proceso participativo que será a la vez un proyecto de Aprendizaje y Servicio a la Comunidad y un proceso de Investigación Acción Participativa, con el objetivo común de aprender a ahorrar, producir y gestionar nuestra propia energía, generando así ahorro económico y de emisiones de gases de efecto invernadero, al tiempo que construimos comunidad, garantizamos el derecho a la energía y generamos oportunidades de formación y empleo. 

Los techos de los colegios y el resto de edificios municipales del barrio podrían ser las primeras superficies de producción, pero nos planteamos la posibilidad de experiencias piloto también en viviendas. Aprender a producir y gestionar la electricidad que el barrio necesita se plantea, así, desde el principio, como una oportunidad pedagógica y como un posible motor de creación de comunidad, de cohesión social y de formación y empleo. 

En la reunión del 12 marzo configuramos un grupo motor formado por: los dos colegios del barrio de Torreblanca (Príncipe de Asturias y Vélez de Guevara), el Centro Cívico y el Centro de Servicios Sociales Comunitarios, el grupo Local de Som Energía y el grupo de investigación ADICI de la Universidad de Sevilla, al que se añadió posteriormente la cooperativa Taller Ecosocial, S.C.A, especializada en diseño y acompañamiento de procesos participativos.

Entre los retos que se plantea el proyecto en el barrio están:

  • Aprender sobre todas las implicaciones económicas, sociales, ambientales y democráticas vinculadas a la gestión social de la energía.
  • Implementar medidas de eficiencia energética y ahorro en los colegios y en los hogares.
  • Producir energía de proximidad en comunidad: promover como casos piloto los dos colegios y alguna comunidad de vecinos. 
  • Poner en marcha medidas solidarias para paliar la vulnerabilidad energética y garantizar el derecho a la energía, haciendo frente a la pobreza energética.
  • Generar oportunidades de formación y empleo en el barrio vinculadas a las instalaciones de autoproducción de energía
  • Transferir la experiencia a otros barrios publicando una guía metodológica

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